Carta abierta para Adolfo González del Valle (Ripley)

Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.

Estimado amigo Adolfo:

Espero que al recibo de la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios, aunque un poco cansado pues acabo de llegar de un viaje sin duda más corto que el tuyo; o más largo, vaya usted a saber.

Te llamo amigo porque, aún sin habernos conocido personalmente, en este mundillo de la fotografía que ambos hemos compartido así nos considerábamos y como tales nos tratábamos.

Desde que me llegó la noticia esta es la primera oportunidad que tengo de utilizar un ordenador y por eso, aunque con retraso, te escribo ahora esta carta de despedida.

Una de las cosas que me gustaban de tu forma de ser era que, puesto a comentar, siempre decías las cosas claras, sin tapujos. Por eso, en justa correspondencia, no puedo por menos que decirte que te has portado muy mal. Lo que has hecho no se le hace a los amigos y parece que no eramos pocos ni malos los que tenías.

En cualquier caso, pese al disgusto que me has dado, no puedo por menos que dedicarte una fotografía que quiere expresar lo que aquí has dejado y, como estoy cabreado contigo, me importa un carajo si tiene demasiada nitidez o demasiado poca, si podía haber eliminado o limpiado la dominante fría o si los negros no están en su punto. Si no te gusta, te jodes. Tampoco a mi me ha gustado que te fueses con una larga cambiada y una despedida a toro pasado sin darnos tan siquiera la oportunidad de tranquilizar nuestras conciencias dándote ánimos una vez más.

Puedo comprender tu calvario —sólo intentar entenderlo me resulta aterrador— por eso no te tomes en serio mis reproches pues, en el fondo, muy en el fondo, puedo incluso encontrar justificación para tu marcha.

Siento no poder ver este año tus fotos de la Feria de San Isidro, como todos los madrileños sentirán no ver crecer ese gran archivo fotográfico que has ido formando de tu bella y querida ciudad. Es tu decisión, la respeto y sólo espero que no te hayas equivocado pues a veces la mala suerte se ceba con personas como tu incluso más allá de la misma muerte.

Descansa en paz Adolfo, por aquí se notará tu falta. Por si el camino es largo, te dejo con una música de un compositor y grupo que te gusta.

Un fuerte abrazo amigo,

Miguel.

Los Secretos - Quiero beber hasta perder el control.

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